¿Por qué es azul el cielo? ¿Por qué las estrellas no se caen? ¿Por qué no vuelan las vacas? ¿Por qué crece la hierba? Ufff!!!! Nuestro niño ha llegado a la etapa del por qué. Y vale preguntarnos…. ¿Por qué?
Tu pequeño ya ha pasado la etapa donde lo más importante era reconocerse a sí mismo. Ya es consciente de su personalidad, de su cuerpo y su YO. Ya conoce su familia, su entorno más cercano, tiene dominio de su cuerpo y está listo para reconocer el resto: el mundo que lo rodea. La principal fuente de información somos nosotros, los padres, que seguramente LO SABEMOS TODO y que seguramente también NO LO DEJAREMOS EXPERIMENTARLO TODO.
Esta etapa de la niñez es muy linda, no solo estimula la curiosidad y la capacidad de análisis del niño, sino que estrecha las relaciones familiares y hace que ganemos en confianza y comunicación. Muchas veces para salir del paso le damos al niño cualquier respuesta, porque la verdad, a veces nuestro niño se pasa de rosca, pero mucho cuidado, podemos provocar muchos trastornos:
- Si le damos respuestas incorrectas o tontas y luego, al repetirlas, son motivo de burla. Podemos perder su confianza.
- Si nos molestamos porque nos agobia con tantas preguntas se limitará a buscar otro referente o simplemente se volverá más introvertido.
- Si evadimos la pregunta y le restamos importancia atentaremos contra su capacidad de reflexión y su autoestima.
Ah… si en cambio aprovechamos cada pregunta del niño:
- Motivamos a que el niño reflexione, le hacemos preguntas a él relacionadas con la suya.
- Le damos siempre una explicación lógica, ajustada a sus posibilidades de comprenderla, con ejemplos y valoraciones personales.
- Le ayudamos a relacionar su pregunta con fenómenos y objetos, con el mundo que lo rodea, con las personas que conoce.
- Si aprovechamos cada pregunta para hacerle una historia, una anécdota.
- Si le hacemos nosotros mismos preguntas a él que lo ayuden a llegar solo a la respuesta.
Entonces lograremos:
- Mayor comunicación y un clima favorable para el aprendizaje.
- Que el niño aumente su autoestima.
- Despertaremos su curiosidad y afán de descubrir. Los más creativos tuvieron siempre atención a sus por qué.
- Sabrá por nosotros que todo, o casi todo puede tener solución y respuesta.
- Que no siempre tenemos las respuestas pero que podemos buscar en muchas partes: diccionarios, amigos, abuelos, internet…
- Que todo en el mundo se relaciona y que él mismo es parte de este increíble universo.
Recuerda que cualquier conocimiento puede llegar al niño por muy complejo que sea siempre que ajustemos nuestros códigos y sepamos graficarlos, ajustarlos a su experiencia y capacidad de análisis. La curiosidad del niño es una puerta a su desarrollo personal y social.
Y ahora… ¿Por qué no me comentas algo sobre este tema? Ah… ¿Por qué?